
                                        Título original: El ingeniero
                                        País y año de producción: 
                                        Uruguay, 2012
                                        Dirección: Diego 
                                        Arsuaga
                                        Guión: Diego Arsuaga
                                        Con: Jorge Denevi, Jorge 
                                        Temponi, Julio Calcagno, Roberto Fontana, 
                                        Pepe Vázquez
                                        Duración: 97 minutos
                                        Calificación: 
                                        Apta para todo público
                                        Género: Drama
                                        Sitio Web: http://www.elingenieropelicula.com/
                                        
                                        
                                        
                                        
                                        
                                        
                                        
                                        
                                        
                                        Reseña argumental: Hace 
                                        15 años, cuando la selección 
                                        entró a la cancha para disputar 
                                        la final de la Copa América, su 
                                        exitoso director técnico, el Ingeniero 
                                        Erramuspe, no salió del vestuario. 
                                        A los dos días se recibió 
                                        una carta de renuncia por "motivos 
                                        personales". Por quince años 
                                        el periodismo ha tratado de entrevistar 
                                        al Ingeniero sin éxito. Cuando 
                                        ya parece que se irá a la tumba 
                                        con sus secretos, un periodista joven 
                                        que era un niño cuando el Ingeniero 
                                        llevaba a su selección a una final 
                                        del mundo o a ganar la Copa América, 
                                        logra finalmente entrevistarlo.
                                      El director uruguayo Diego Arsuaga es 
                                        conocido por labores como Otario 
                                        (1997) y Corazón de fuego 
                                        (2002).
                                      
                                      
                                        EL MAGISTERIO DE LA SENECTUD LIBERADORA
                                      "El ingeniero"
                                      Hay dos películas diferentes, 
                                        que tienen algunos puntos en común. 
                                        Nos referimos al film uruguayo El 
                                        ingeniero y a la comedia dramática 
                                        británica El exótico 
                                        Hotel Marigold. En ambas el o 
                                        los agonistas han entrado en la etapa 
                                        crepuscular de la vida, en la antesala 
                                        de la muerte, momento de balances con 
                                        respecto al pasado, de cambios, de segundas 
                                        oportunidades, de sueños, de esperanzas 
                                        casi imposibles, de la aventura de no 
                                        continuar encorsetándose en la 
                                        aparente "lógica" de 
                                        las costumbres sociales, apostando por 
                                        la sinceridad lisa y llana, por las revelaciones 
                                        que hasta ahora permanecían ocultas 
                                        o en penumbras.
                                      En la película uruguaya del creador 
                                        Diego Arsuaga (Otario, 
                                        Corazón de fuego), 
                                        el director técnico de la selección 
                                        uruguaya de fútbol, el ingeniero 
                                        Erramuspe, luego de la obtención 
                                        de grandes victorias conquistadas por 
                                        la selección celeste, en la final 
                                        de la Copa América, se retira misteriosamente 
                                        y no sale a dirigirla. Renuncia a su cargo, 
                                        alegando razones de índole personal, 
                                        y de aquí en adelante no permite 
                                        a los cronistas deportivos, de los cuales 
                                        tiene un mal concepto, que se acerquen 
                                        a entrevistarlo.
                                      Se aísla, en compañía 
                                        de su hijo a un lugar paradisíaco, 
                                        en una casona ubicada en una zona boscosa, 
                                        de un espléndidamente fotografiado 
                                        Uruguay rural, como la sierra de las Ánimas, 
                                        el cerro de Pan de Azúcar, para 
                                        citar algunos entornos paisajísticos, 
                                        de gran belleza que se visualizan en el 
                                        film. Allí se dedica a su profesión 
                                        de ingeniero agrónomo, a plantar 
                                        árboles, a evaluar en el tiempo 
                                        de la espera, la relación existente 
                                        entre el proceso y los resultados, entre 
                                        la siembra de la semilla y el fruto o 
                                        la flor devenidos.
                                      En este contexto, ya ha pasado mucho 
                                        tiempo, concederá una entrevista, 
                                        a un joven cronista "no deportivo", 
                                        a quien le propone instalarse en su casona 
                                        por unos días y sellar un pacto 
                                        de caballeros en cuanto a la sinceridad 
                                        que ambos deben cuidar y preservar.
                                      Las performances del actor Jorge Denevi 
                                        (que encarna al misterioso, mítico 
                                        Ingeniero) y del joven Jorge Temponi, 
                                        el entrevistador, son realmente magistrales. 
                                        El film es un duelo actoral con mayúscula 
                                        entre dos generaciones.
                                      El ingeniero, es un "maestro" 
                                        del quehacer futbolístico, y de 
                                        la vida. En su retrato planea para alguna 
                                        crítica, las figuras del maestro 
                                        Washington Tabárez y la del Profesor 
                                        José Ricardo de León.
                                      Denevi apela a las metáforas de 
                                        su arbolado microcosmos, para explicar 
                                        la pasión y los sinsabores del 
                                        fútbol, habla del juego también 
                                        en términos de "negocio", 
                                        de la corrupción encubierta, del 
                                        sufrimiento que connota. Por momentos 
                                        los árboles operan como símbolo 
                                        de la libertad, de la luz, de lo espiritual, 
                                        de los azares de la vida, en su ambigüedad 
                                        icónica, semántica.
                                      Curiosamente en el film no hay ninguna 
                                        imagen del deporte. Se apuesta a un diálogo 
                                        permanente, profundo, filosófico, 
                                        "socrático", emocional, 
                                        sentimental, más allá de 
                                        lo estrictamente profesional. La película 
                                        tiene un clasicismo total en su puesta 
                                        en escena, y una notable impostación 
                                        teatral, en los escenarios que el director 
                                        ha seleccionado para los dialécticos 
                                        encuentros.
                                      La explicitación de "la verdad", 
                                        de lo que pasó en aquella hasta 
                                        ahora tabuada "final", le permitirá 
                                        a Denevi (una culminación actoral), 
                                        morir como sus árboles, de pie, 
                                        con dignidad, y a Temponi - que ha recibido 
                                        una lección mayor de vida - vivir, 
                                        apostar, arriesgar por las cosas verdaderas.
                                      P. M.