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INTERESTELAR


Título original
: Interstellar
País y año de producción: Estados Unidos / Reino Unido, 2014
Dirección: Christopher Nolan
Guión: CN, Jonathan Nolan
Con: Matthew McConaughey, Anne Hathaway, Jessica Chastain, Michael Caine, John Lithgow
Duración: 169 minutos
Calificación: No apta para menores de 9 años
Género: Ciencia ficción
Sitio Web: www.imdb.com/title/tt0816692



Reseña argumental: La película narra las aventuras de un grupo de exploradores que usan un agujero de gusano recién descubierto, para rebasar los límites de los viajes espaciales del ser humano y conquistar las vastas distancias de un viaje interestelar.

El realizador británico Christopher Nolan es conocido por labores como Memento: Recuerdos de un crimen (2002), Batman inicia (2005) y El origen (2010).


CORAZÓN DE HIELO

Un futuro cercano, apocalíptico, una Tierra agonizante, afectada por la sequía y la hambruna, con bruscos cambios climáticos y su población al borde de la extinción, es el contexto inicial de este nuevo ejercicio de ciencia ficción escrito por los hermanos Nolan y dirigido por el británico Christopher, cuyos personajes (astronautas, científicos) se lanzan al espacio, más allá del sistema solar, en busca de nuevos mundos donde la humanidad pueda subsistir.

La expedición tiene la posibilidad de entrar en la mejor historia, en especial para su protagonista, un padre de familia que se lanza a este viaje interestelar, sumamente enigmático, que al mismo tiempo podría impedirle ver a sus hijos para siempre, si decide arriesgarse por el futuro de la humanidad.

Curiosísimo el productor ejecutivo de esta película, nada menos que el físico teórico norteamericano Kip Thorne, amigo personal de Stephen Hawking y del fallecido Carl Sagan (responsable de la novela Contacto, también llevada al cine), quien prácticamente le impuso a Nolan no alejarse de una lógica base científica en el relato, que la ficción fuera lo más racional posible y que no se disparara a situaciones inverosímiles, “dignas de la imaginación de un guionista cinematográfico”. Nolan aceptó esos términos, aunque igual se vio un poco incómodo con esa exigencia, que lo llevó a discutir y bastante mientras filmaba.

En el tintero quedaron viejas historias originales del hermano de Nolan (Jonathan), también una versión de Spielberg que al final toma un camino totalmente distinto al que puede verse aquí, pero no así influencias un tanto obvias hacia 2001: Odisea del espacio (1968) de Stanley Kubrick, y otras (menores) de grandes producciones (desde Metrópolis a Encuentros cercanos del tercer tipo) que vuelcan todo su poderío en los esmeradísimos diseños de producción más un asombroso trabajo de efectos visuales (que le valieron un Oscar a la película).

Sorprende la elección (original) de algunas locaciones para recrear otros mundos (Islandia) y apariciones de actores famosos que no estaban anunciados en el elenco principal, del mismo modo que el propio guión, que amaga con poner en práctica el mismo enfoque tomado en El día que paralizaron la Tierra (1951) de Robert Wise (los humanos son criticados por el daño que le han hecho al planeta y por lo que están haciendo con ellos mismos) y también con el empleado por M. Night Shyamalan en Señales (2002), por eso de que hay algo universal que trasciende fronteras, una fuerza superior que nos guía, que nos quiere ayudar o que quizás termina poniendo las cosas en su lugar. Pero todo esto último es sugerido como a la pasada. Y ahí es donde empieza a tambalear el relato, oscilando entre el melodrama de un protagonista que anhela volver a estar con sus hijos, lo que pasa por la cabeza de una científica enamorada de alguien a quien va a buscar al espacio infinito pero que no sabe si está con vida o no (Anne Hathaway, en una muy floja actuación), y reflexiones para nada profundas y hasta reiterativas que llevan a que el magnífico espectáculo desplegado termine robándose la atención.

Las sospechas por parte de los personajes de saber cuánto hay de verdad en la misión, a qué van a estar expuestos, a qué se van a enfrentar, cuáles son las verdaderas causas y consecuencias de esa y otras misiones anteriores que hubo, logran por momentos cierta solidez, algunos puntos de reflexión interesantes (un poco al estilo de Viaje a las estrellas), y constituyen el motor principal de una narración que logra, de todas maneras, mantener en vilo al espectador, durante las casi tres horas de duración.

Nolan dirige en Interestelar (2014) una historia más lineal respecto a otro antecedente suyo de ciencia ficción que muy poco dejaba de sustancia y sí de aventura original: El origen (2010), un thriller con una idea muy buena (extracción de secretos e implantación de ideas) que se diluía en una mera película de acción con excelencia en sus rubros técnicos.

Interestelar pega un moderado giro de timón, sin embargo, con la irrupción de Jessica Chastain, que realza mucho más el drama que pretende transmitirse y da mucha más autenticidad a todo el asunto, que venía de intentar conmover al espectador con el dilema de su protagonista (Matthew McConaughey) y su fallido estilo “tarkovskyano”.

Nolan, que se declaró admirador del cine de Tarkovsky, mete en la licuadora una inteligencia superior (o al menos desconcertante) como la de Solaris (1972), y se remonta al mismo tiempo a los recuerdos del Alekséi de El espejo (1975), al vínculo entre padre e hija (en el film del maestro ruso se daba uno notorio entre madre e hijo). Pero hay años luz de diferencia entre un abordaje y otro. Mientras en El espejo esa experiencia de vida adquiría una fuerza arrolladora entre vuelos, simbolismos, tiempos, y contextos varios, en Interestelar su director se limita a una insistente sensiblería y cierta ambición que casi lo saca totalmente de eje, demostrando (como en El origen) una muy buena idea, no tan sólida ni bien tratada como historia en sí, aunque sí bien llevada y al servicio de un llamativo espectáculo.

Es importante señalar, de todas formas, la intención de Nolan por hacer algo original, una constante en toda su carrera, incluso dando matices jamás vistos en el cine a clásicos superhéroes y villanos (su saga Batman), muy buenas remakes (Noches blancas, a partir de la noruega Insomnia) y excepcionales trabajos, como El gran truco (2006), que quizás siga siendo su mejor película.

Alejandro Yamgotchian



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