
Título original: Collateral
Damage
País y año de producción:
Estados Unidos, 2002
Dirección: Andrew
Davis
Guión: David y
Peter Griffiths, sobre historia de los
primeros y Ronald Roose
Con: Arnold Schwarzenegger,
Elias Koteas, Francesca Neri, John Leguizamo,
John Turturro
Duración: 115
minutos
Calificación:
No apta para menores de 15 años
Género: Acción
/ Thriller
Sitio Web: http://www.collateraldamage.net/
Reseña argumental:
No es novedad a esta altura que cuando
algún personaje interpretado por
Arnold Schwarzenegger llega a su casa
,para estar un rato con su familia, algo
tipo disparos o bombazos ocurre. Aquí
el austríaco interpreta a un bombero
que cuando arriba a su hogar, en Los Ángeles,
es testigo de una terrible explosión
que se lleva la vida de su esposa e hijo.
El atentado es atribuido a un famoso líder
de la guerrilla colombiana. Dado que la
investigación oficial sobre el
paradero del terrorista parece no preocuparle
mucho a las autoridades del lugar, el
protagonista no dudará en hacer
justicia por mano propia.
El director Andrew Davis es conocido
por dirigir trabajos como Alerta
máxima (1992), El
fugitivo (1993) y Reacción
en cadena (1996).
Curiosidades:
En un momento Schwarzenegger rompe, enojado
y con el puño, el teléfono
con contestador automático de su
hogar. Al poco rato hace una llamada...
con el mismo teléfono y en perfectas
condiciones.
Las imágenes
de un partido de fútbol colombiano
que se presentan en la película
no corresponden al campeonato de dicho
país sino que son de dos cuadros
mexicanos.
La comunidad colombiana
residente en Nueva York quedó muy
disgustada con la imagen que se dio de
Colombia y sus compatriotas en la película.
INVITACIÓN AL HORROR
Daño colateral
(2002) es una de las películas
de acción más flojas que
se han visto en los últimos tiempos.
Está bien que ya se supiera de
antemano lo que iba a verse, pero uno
no imaginaba que el film fuera algo tan
desastroso como terminó siendo.
El guión inexistente de los hermanos
Griffiths (sobre historia de Ronald Roose),
más los esfuerzos del pobre Arnold
por demostrar que todavía se mantiene
al firme para ser un héroe de acción
dieron como resultado algo que lleva al
espectador a moverse inquieto en la butaca,
a entrar a cabecear, o a pensar en lo
que va a hacer luego de salir del cine;
no a disfrutar de una buena película
de género.
La imagen que dan de Colombia para el
resto del mundo (no olvidar que este es
un producto industrial que se exhibe en
cines de un montón de países,
de casi todos los continentes del planeta)
es alarmante. Se sabe que el tema de los
secuestros no es juguete, y que el momento
político, económico y social
que se está viviendo es muy complicado,
pero no todo es ordinariez, miseria, mala
gente, tiroteos, explosiones y terrorismo.
Parece que tanto Roose como los Griffiths
se dejan llevar por rumores generalizados
y no se preocuparon por hacer una investigación,
o bien agarrar algún libro o enciclopedia
para estar correctamente informados. A
pesar de que detrás de los guiones
siempre hay revisiones e intervenciones
no deseadas, eso no justifica al menos
un simple acto de respeto (y reconocimiento)
hacia el país sudamericano. De
todas maneras, la idea es vulgar y la
narración deficiente. Ni hablar
de situaciones y personajes. Lamentable.
Respecto a la dirección de Andrew
Davis, podríamos decir que ha ido
perdiendo el pulso dentro de su especialidad,
que son las películas de acción:
Steven Seagal le salvó la película
en Nico (1988) y Alerta
máxima (1992), Harrison
Ford y Tommy Lee Jones hicieron lo mismo
con El fugitivo (1993),
y de Reacción en cadena
(1996) mejor ni hablar. Schwarzenegger
ya está veterano como héroe
de acción y para las acrobacias
que se le exigen (apenas puede correr).
Conclusión: Arnold, dedicate a
las comedias, porque ya venís en
picada (sobre todo si tomamos en cuenta
la mediocre El día final
y la espantosa El sexto día).
Y el mismo reto va para Steven Seagal,
que en Red de corrupción
(Andrzej Bartkowiak, 2001) se lo notó
bastante agitado, tan agitado que a su
doble solo se le faltó ver las
huellas digitales.
Si hasta los efectos especiales de Daño
colateral están mal hechos.
En el fragmento de la primera persecución
a Arnold en tierra colombiana el actor
es arrastrado hacia una pequeña
cascada y luego de zambullirse comienza
a maniobrar en el agua para zafar de la
fuerte corriente; en Depredador
(John McTiernan, 1987) hay una escena
igual a ésta (arrastre por la vegetación
y posterior caída). Pero en Daño...
se nota alevosamente que Schwarzenegger
está en un lado y el agua en otro.
La película es vergonzosa, desde
casi todo punto de vista. Una lástima
que ya no se pueda disfrutar a Arnold
como antes.