
Con sólo tres películas, Wes Anderson se ha confirmado
como la voz más interesante e ignorada (al menos
en la zona sur del planeta) de su generación.
Esta aproximación hacia el director esta hecha
con el propósito de dar a conocer un realizador
que merece toda nuestra atención, ahora mismo.
Wes Anderson dirigiendo a Gene Hackman en
Los excéntricos Tenenbaum.
JD ANDERSON - WES SALINGER
La saga de la
familia Glass se expande por la mayor parte de
la obra de JD Salinger. Empieza con Franny
y Zooey, que puede ser vista alternativamente
como una novela dividida en dos partes o dos novelas
cortas entrelazadas, dos cuentos de las Nueve
historias (uno dedicado a Boo Boo y otro a
Seymour), Levantad viga, carpinteros y
Seymour: una introducción.
La nueva película
de Wes Anderson tiene una gran similitud con la
familia inventada por Salinger. Aquí también hay
niños con fama de genios, que cuando crecieron
se vieron en estado de desconcierto y frustración.
Pero decir que Los excéntricos Tenenbaum
(The Royal Tenenbaums, 2001) es una adaptación
de Salinger sería una exageración. En todo caso
es un "a partir" de Salinger, una excusa que toma
Anderson para mostrar su mundo personal, mundo
que se ha visto desde sus dos anteriores películas,
Buscando el crimen (Bottle Rocket, 1996,
editada directamente a video) y Tres es multitud
(Rushmore, 1998).
No es la primera
vez tampoco que Anderson parte de Salinger. El
personaje de la hermana menor del protagonista
de Buscando... es un poco como la hermana
de Holden en El cazador oculto (o El cazador
en el centeno, como quiera llamársela) o, mejor
dicho, como todas las hermanas menores y niñas
de la obra de este gran escritor norteamericano
(para dar unos ejemplos: Sybill, la niña del cuento
Un día perfecto para el pez banana; Franny,
la última integrante del clan Glass; o Esme, la
"protagonista" del cuento For Esme, with love
and squalor, incluido en Nueve historias,
y uno de las narraciones favoritas de Isobel Campbell,
integrante de los Belle and Sebastian, algo con
lo cual quiero seguir después). Esa misma obra
(El cazador oculto) era la inspiración
más obvia para Tres es multitud, y sobre
todo para la composición del personaje principal
de esa gran película, Max Fisher.
UNIVERSO
Pero,
a pesar de la influencia obvia de Salinger, Wes
Anderson ha construido un universo propio y autosuficiente,
absolutamente fuera de tiempo - nunca sabemos
en que década estamos, y no parece ser ni los
90's, ni esta nueva década -, construido a partir
de cierta artificialidad. Es un universo de una
estética un poco naif, como si fueran
ilustraciones de un cuento infantil. Las películas
de Anderson están llenas de colores extraños,
pero no a la manera de Moulin Rouge (Baz
Luhrmann, 2001) o Amèlie (Jean-Pierre Jeunet,
2001), sino de una forma sutil, menos descontrolada.
Un aspecto esencial
de la extrañeza de sus films, es la manera en
que Anderson utiliza los planos. No se trata de
manierismos, ni de una estética de montaje atronador.
Si bien su puesta en escena es relativamente clásica,
el director sostiene el primer plano tanto tiempo
hasta que parece como si su cine se situara tan
lejos del clasicismo como le fuera posible. Ese
uso sostenido del primer plano no es un capricho.
Anderson, al igual que Wong Kar Wai (para utilizar
un director completamente diferente al que me
estoy refiriendo) es un cineasta de detalles.
Pequeños gestos, que a primera vista parecen intrascendentes,
tienen una importancia gigantesca en su cine.
Parecería que son la única forma que tienen los
personajes de expresar sus sentimientos. Él no
recalca nada nunca. Él sólo muestra y acompaña
a sus personajes.
El mundo extraordinario
que tiene Anderson es un logro, porque transmite,
a través de la imagen, lo extraordinarios que
ellos son. No necesariamente una película con
personajes fuera de lo común logra tener una estética
fuera de lo común, y está bien que así sea. Pero
Anderson quiere recalcar esa extrañeza, y lo logra
a través de un uso sostenido de los primeros planos
y de una cámara que se detiene en sus protagonistas.
PERSONAJES
A
pesar de que los seres que aparecen en sus tres
obras se parecen mucho, o sea, siguen siendo gente
fuera de lo común, sensibles, neuróticos y frágiles,
Los excéntricos Tenenbaum tiene una diferencia
substancial con respecto a las dos anteriores
películas de Anderson. Tanto Buscando el crimen
como Tres es multitud eran protagonizadas
por seres fuera de contexto, y un poco fuera de
la cordura también, con ambiciones gigantescas,
que no reconocían sus propios límites. Esa cualidad
que tenían los personajes hacía a estos films
(especialmente a Tres...) experiencias
muy tristes, porque estos personajes que no tienen
ni el dedo gordo del pie en la tierra, están maldecidos
a que eventualmente la realidad los golpee de
la forma más dura. Pero ese enfrentamiento con
el mundo real no los termina de vencer. Puede
que Max quede deprimido durante buena parte de
Tres... o que los dos amigos de Buscando...
se separen a mediados del film, pero eso no les
quita sus ambiciones. Y Anderson quiere a sus
personajes, por eso les da un triunfo final. En
cámara lenta y al final si es posible (las tres
películas culminan con un plano filmado en ralenti).
Hay que recordarlo, Anderson no es un cínico a
la manera de Todd Solodonz, aunque utilice el
sarcasmo y la ironía. Es por eso que el personaje
de Anthony (Luke Wilson) en Buscando...
se enoja con su hermana menor porque piensa que
se ha vuelto una cínica (no lo es, simplemente
tiene las cosas mucho
más claras que su hermano mayor)
Esto no quiere
decir que Los excéntricos... sea la película
más feliz de este director (cuyo universo, hay
que aclararlo, es también perteneciente a Owen
Wilson, co- guionista de sus tres películas y
actor en Buscando... y Los excéntricos...).
Al contrario, esta debe ser la película más triste
que su director haya hecho hasta el momento. Lo
que la diferencia de las otras dos es que aquí,
aunque sigan siendo extraordinarios, los tres
niños genios, Chas, Margot y Richie, han crecido
y, como dice la voz en off del film: "Dos décadas
de traiciones y frustración borraron todo rastro
de triunfo que los Tenenbaum tuvieron en su infancia".
Si hay aquí un
personaje similar a Dignan (Owen Wilson en Buscando...)
y a Max (Jason Schwartzman en Tres es multitud)
es Royal (Gene Hackman, en su mejor actuación
en años). De alguna manera, aunque sea de manera
inconsciente, Royal quiere reunir de vuelta a
su familia. Es, de algún modo, un sueño imposible,
el mismo tipo de sueño que tenían esos otros dos
protagónicos - aunque el sueño de Dignan fuera
el de ser un ladrón y el de Max de entrar a la
Sorbona o a Harvard y convertirse en un escritor
famoso y prestigioso. Pero, como de costumbre,
los sueños no son tan imposibles, y de la manera
más inesperada se vuelven realidad (sí, es cierto;
suena cursi). Es por eso que "Royal salvó a
su familia de un acorazado hundiéndose".
VÍNCULOS NEURÓTICOS

Buscando el crimen
En cada una de las películas de Anderson, los
personajes establecen vínculos neuróticos con
una institución que los repele y los atrae al
mismo tiempo. En Buscando... se trataba
de la paternidad, por la cual Dignan entraba a
un clan criminal en busca de una figura paterna,
en este caso, Mr. Henry (James Caan). En Tres...,
los personajes entablan su neurosis con el caro
y prestigioso liceo, llamado, justamente, "Rushmore".
Aquí se trata de la institución familiar.
Esa atracción
por mostrar a una institución como máquina de
crear neurosis lo acerca, curiosamente, a Hal
Hartley, cuyas películas también están protagonizadas
por seres fuera de lo común, también muy influido
por Salinger, que también deja la cámara centrada
en sus actores, pero al cual se opone en un aspecto
muy particular: Hartley se distancia, generalmente,
de sus personajes. Anderson los ama tanto que
no puede distanciarse. Posiblemente los personajes
de sus películas sean los objetos alrededor del
cual este último establece sus vínculos neuróticos.
MÚSICA
Más arriba se daba nota sobre cómo la banda folk
escocesa Belle and Sebastian también estaba influida
por Salinger. Viendo Los excéntricos...
uno recuerda una y otra vez dicho grupo. Él mismo
ha llevado la influencia de Salinger a extremos
tales como imitar el hecho de ser tan ermitaño.
Pero, aparte de eso (que no tiene nada que ver
con la película), la banda escocesa y Anderson
comparten una melancolía muy grande. Esta melancolía
tiene que ver con palabras que no se dijeron,
cosas que se dejaron pasar de largo. Es
por eso que en cierto momento de la película suena
la canción "These days" de Nico, en la banda sonora:
"I´ve been out walking / I don't do too much
talking these days / These days I seem to think
a lot / about the things that I forgot to do..."
(algo así como "He estado caminando/No hablo
mucho estos días/Estos días parezco pensar bastante/acerca
de las cosas que olvido hacer"). Suena
otra canción de Nico en la película ("The Fairest
of the Seasons", también incluida en el mismo
disco de "These Days", Chelsea Girl, editado
en 1967), pero también de The Velvet Underground
("Stephanie says"); de Nick Drake ("Fly"). O sea,
son artistas que no se alejan mucho del concepto
musical, o de las influencias que pueden tener
Belle and Sebastian. También suena uno de los
músicos actuales que comparte gusto con los Belle
por hacer música melancólica y un poco retro,
Elliott Smith (con "Needle in the hay", en una
de las mejores y más oscuras escenas que veremos
este año). Siendo Anderson un director melancólico
y con un universo un poco retro, no es difícil
asociarlo con el combo proveniente de Escocia.

Jason Schwartzman (hijo en la vida real de Talia
Shire) en Tres es multitud.
Aún así, la música en el cine "andersoniano" es
esencial. Pero no en el sentido con el cual se
asocia la música en el cine actualmente, que es
el de poner bandas patéticas y de moda. La música,
tanto en Buscando el crimen como en Tres
es multitud y también en Los excéntricos
Tenenbaum, además de unir secuencias en una
forma que nada tiene que ver con el videoclip,
genera climas. Climas de alegría, melancolía o
de oscuridad. Pocos directores actuales saben
utilizar las canciones de la forma que Anderson
la utiliza.
Pocos directores
han creado, en tan poco tiempo, una obra tan homogénea,
pareja e interesante. Es necesario ver sus películas.
Últimamente tuvimos la suerte de que su más reciente
film ha sido estrenado en varias salas, al contrario
de sus otras dos películas (Buscando...
se editó directamente en video, Tres...
fue estrenada con mínima publicidad en una sola
sala y bajó a la semana de entrar en cartelera).
No es bueno desaprovechar una oportunidad así.
Este film es uno de los mejores del año y son
pocas las películas interesantes en cine ahora.
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