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Ejemplos de remakes dentro del cine hollywoodense
abundan, igual que muchas ideas importadas de
modelos europeos que luego tienen su versión americana.
Esto, entre otras cosas, denota la falta de ideas
que suele reinar en la industria (cada día con
más fuerza) pero también el hecho de querer mejorar
una obra original a la que, según algunos productores,
le faltó ese toque final para hacer la película
que todo el mundo (supuestamente) esperaba.
Muchos se preguntarán
qué necesidad había de hacer una nueva película
de Rollerball, aquel más que llamativo
trabajo dirigido por Norman Jewison en 1975, demasiado
violento para la industria y no tan elevado a
la categoría de clásico por parte del público
en general y a lo largo de los últimos veintisiete
años. Como que siempre se mantuvo en el limbo.
Ahora bien; ¿qué podía esperarse de esta remake
dirigida por John McTiernan? ¿Buena acción, quizá?
Tal vez. Pero los resultados...
LA DIVERSIÓN
Rollerball,
en realidad, no se basaba en un libro sino en
un cuento corto escrito por William Harrison,
hombre que adaptó su propia obra literaria al
cine en 1975. La historia de la película de Jewison
toma lugar en el año 2018 y dentro de un contexto
donde las compañías son más poderosas que las
naciones y gobiernan en un mundo sin guerras ni
crisis. La gran distracción de masas por excelencia
es el Rollerball, un deporte violento y mortal
que se juega como en una pista de ciclismo y en
donde dos equipos se disputan una pelota de acero
que deben insertar en un agujero contra la pared.
El que hace más anotaciones, en dos tiempos de
veinte minutos, gana. Los jugadores andan en motos
y patines, usan una vestimenta parecida a la del
fútbol estadounidense, piñas americanas y varias
técnicas de juego (y combate) entre las que figuran
empujones, agresiones y golpes de todo tipo. Las
reglas pueden variar sobre la marcha de los campeonatos
e incluso puede llegarse al vale todo, aunque
esto último depende del humor de los directivos
de la Compañía. Una de las cosas más llamativas
era que el público miraba dicho deporte desde
la tribuna con la misma pasión y naturalidad que
la gente de hoy en día ve el fútbol que aquí conocemos,
e incluso se observaba el tablero electrónico
con mucha ansiedad, dado que ahí se anunciaban
los jugadores que debían retirarse parcialmente
(y que luego se recuperaban de las lesiones sufridas)
o definitivamente (los que eran asesinados). En
definitiva, podría decirse que el Rollerball era
una mezcla de fútbol americano, rugby, hockey
sobre hielo, motociclismo y patinaje.
SER
HUMANO
Gran parte de
los personajes que aparecen en el film de 1975
mantienen su enorme parecido con muchos de los
seres que hoy viven en tiempo presente. Es más;
no solo se puede comprobar el terrible poder de
numerosas empresas transnacionales sino que hasta
parece que la humanidad fuera camino a lo que
se narra en Rollerball, cuya gente, netamente
influenciada por la Compañía, se deja seducir
por una filosofía mediática manipuladora que hasta
incluso condiciona la manera de pensar, tal como
está pasando ahora. La película
de Norman Jewison no gira básicamente alrededor
del juego sino que toma como eje central el poder
de las corporaciones y lo que podría llegar a
pasar en un mundo presa de un capitalismo cada
vez más salvaje y anárquico, que beneficia a unos
pocos y perjudica a unos cuantos.
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Rollerball:
la original |
James
Caan queda hecho bolsa pero igual sigue
dando batalla. |
La
Compañía, o el verdadero "Eje
del Mal", que en estos mismos tiempos
ya se está respirando... |
El
protagonista (James Caan, de gran actuación; parecía
un gladiador luchando en un coliseo romano) es
la estrella del equipo, pero la Compañía considera
peligrosa su continuidad en el campeonato, dado
que está resaltando demasiado y muy por encima
de sus compañeros de equipo. Caan, entonces, podría
convertirse en una amenaza, capaz de influenciar
a otros seres, quienes a su vez llegarían a unirse
bajo una causa en común y así, quizá, hacerle
frente a ese poder totalitario. La posibilidad
de que uno mismo pudiese elegir por su propio
bien y no que los demás le manejaran su vida era
algo utópico. Que el civil mantuviera un mínimo
de sentido común y hasta la capacidad de razonar
y reaccionar estaba en la lista negra de las compañías.
LA SOCIEDAD
Dentro de ese
panorama levemente futurista figuran críticas
sociales muy duras, aunque demasiado explícitas,
esquemáticas y hasta evocadoras de otros clásicos
literarios y ni qué hablar cinematográficos. La
gente esta idiotizada, desorientada, incapaz de
pararse un segundo a reflexionar, comete actos
descabellados (la quema de árboles por puro placer
nomás), y vive muy cómodamente en medio de lujosos
diseños interiores y arquitectónicos, tan llamativos
como perfectos, que bien recuerdan a los empleados
en 2001: Odisea del espacio (1968) y en
especial Naranja mecánica (1971). No es
de extrañar, claro, cierta influencia de Stanley
Kubrick (director de dichos films) en la Rollerball
original. Pero si de manipulaciones se trata convendría
no olvidar la mecanizada sociedad en THX 1138
(George Lucas, 1971), la corta vida placentera
de Fuga en el siglo XXIII (Michael Anderson,
1976), donde una vez cumplidos los treinta años
el civil debía ser eliminado, y (cae de maduro)
las visiones orwellianas y sus adaptaciones al
cine, donde figura el británico Anderson (¡otra
vez!) con la producción de 1956 titulada 1984
(luego hecha nuevamente en... ¡1984!).
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LA
PELÍCULA DE NORMAN JEWISON
Es innegable la
vigencia de este film producido en 1975. Las filmaciones
son excelentes, más que nada en lo relativo a
los tres juegos básicos (Houston contra Madrid,
Tokio y finalmente Nueva York). La descarga de
tensión que se notaba tanto dentro de la cancha
(los protagonistas) como fuera de la pantalla
(el espectador) era notoria. La resistencia era
otro factor fundamental, que incluso se sobreponía
a las anotaciones y la ansiada victoria. La película
es violenta, sí, pero muy seductora. Hay momentos
inolvidables en Rollerball y que tienen
relación con tribunas shockeadas y en absoluto
silencio mientras los ruidos de los patines y
las motos imperan de manera vertiginosa, gracias
a la brillante acción del montaje. El final es
impresionante. No vamos a decir de qué se trata
(por respeto a los que todavía no la han visto
y quizá estén interesados en verla alguna vez),
pero sí que hay imágenes que resaltan la soledad,
la desilusión y la impotencia. La banda sonora,
por su parte, está compuesta básicamente por piezas
de música clásica que suenan dándole una especie
de toque ceremonial a los partidos, como si se
tratara de algo sagrado para ese público ávido
de emociones pero también de ver mucha sangre.
Respecto al realizador
Norman Jewison ha hecho cosas muy variadas y a
la vez recordadas como Al calor de la noche
(Oscar a Mejor Película de 1967), Sociedad
para el crimen (luego tomada por McTiernan
para convertirla en la mediocre El caso Thomas
Crown), Justicia para todos (con Al
Pacino), Historia de un soldado (con Denzel
Washington), Hechizo de luna (con Cher)
y Huracán (otra vez con Washington), entre
otras.
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LA REMAKE DE JOHN MCTIERNAN
Un desastre. Lamentable
por donde se la mire. Una vergüenza para el cine.
Totalmente innecesaria, aburrida, muy mal narrada,
apática, insulsa, presuntuosa, ruidosa; en fin,
una película imperdonable. Música escandalosa,
tímidos y trillados cuestionamientos a los medios
de comunicación, el rating, la publicidad, y una
pequeñísima pista, cuyo diseño (en forma de ocho)
quiso ser sofisticado y terminó pareciéndose a
los escenarios circenses de Beto Carrero. El montaje
es confuso y no da reales perspectivas del área
de juego y sus dimensiones, igual que muchas tomas
demasiado cercanas a los jugadores. Hay marcadas
diferencias respecto al film original. En este
trabajo de McTiernan los relatores son insoportables,
hay periodistas corruptos, porristas, tribunas
molestamente ruidosas, apuestas, mujeres que practican
el deporte en cuestión y que usan disfraces y
máscaras, equipos conformados por integrantes
de distintos países, y, por supuesto (¡adivinaron!),
los clásicos chistosos con toda la onda que no
podían faltar en la cartera de la dama ni en el
bolsillo del caballero, además de algún drama
teleteatral en medio de la competencia y discursos
de jugadores que intentan hacer reflexionar al
ganado que los está observando.
A diferencia de
la original esta se la juega a la violencia pero
a esa que no corta ni pincha. La remake (que toma
lugar en 2005) se convierte en un thriller con
mafiosos rusos, insinuaciones amorosas y villanos
que parecen sacados de esas películas de acción
truchas (pobre Jean Reno; dónde vino a parar).
Lo curioso aquí es que el protagonista no quiere
jugar Rollerball y la empresa insiste en que sí
lo haga. Si en la original James Caan se parecía
a un luchador romano en esta el protagonista se
parece a Rocky, de tantos puñetazos que lanza.
Hay plagios alevosos contra la película de 1975,
sobre todo cerca del final.
Sabido es que
John McTiernan supo deleitarnos con famosas películas
de género y que, además, ha hecho otras bastante
flojas. Dentro de los puntos a favor en el currículum
de este director figura la interesante Nómades
(1986), Depredador (1987), Duro de matar
I (1988) y III (1995), El último
gran héroe (1993) y Trece guerreros
(1999).
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ROLLERBALL
- Estados Unidos, 1975 – Dirección:
Norman Jewison. Guión: William Harrison,
basado en su propio cuento corto, Roller Ball
Murders. Con James Caan, John Houseman, Maud Adams,
John Beck, Moses Gunn, Pamela Hensley, Barbara
Trentham, Richard LeParmentier, Robert Ito, Ralph
Richardson. Duración: 129 minutos. Calificación:
No apta para menores de 18 años. Editó:
RONLAY.
ROLLERBALL
- Alemania
/ Estados Unidos / Japón, 2002 –
Dirección: John McTiernan. Guión:
Larry Ferguson, John Pogue, basado en el guión
de William Harrison para Rollerball (Norman Jewison,
1975) y en el cuento corto Roller Ball Murders,
del mismo autor. Con Chris Klein, Jean Reno, LL
Cool J, Rebecca Romijn-Stamos, Amy Whitmore. Duración:
97 minutos. Calificación: No apta para
menores de 12 años. Editó: CENSA
Curiosidades:
El Rollerball llegó a ser practicado por actores,
extras y profesionales detrás de cámaras, en los
descansos de la filmación de la película de 1975.
Según los que lo hacían el deporte era muy realista.
Dada la gran
cantidad de reacciones adversas por parte del
público presente en las funciones previas al estreno
en Estados Unidos, el mismo fue aplazado ¡¡¡cinco
veces!!! La remake de Rollerball se iba
a estrenar el 18 de mayo de 2001, luego la fecha
fue corrida para el 13 de julio, más tarde para
el 1 de agosto, después para el 17 del mismo mes
y finalmente se estrenó en febrero de 2002 y con
resultados (de público y crítica) lamentables.
Keanu Reeves iba a ser el elegido para encarnar
al protagonista de la nueva versión de John McTiernan
(pero se salvó). |
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