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De Mario Handler, Aparte  
COMUNICAR LA REALIDAD

por Alejandro Yamgotchian (agosto, 2002)

¿Por dónde empezar ante tantas cosas que a uno le vienen a la mente, mientras observa este documental? ¿Valdrá la pena remontarse a antecedentes de un género no muy visto que digamos por estas latitudes, pero que brinda enormes posibilidades artísticas? Mejor hacer escala exclusiva en este trabajo titulado Aparte, que bien vale como punto de referencia obligatoria para cualquier estudiante de cine y también para ese espectador ávido de imágenes que transmitan con total desnudez, franqueza y de manera directa esa dura, potente, voraz realidad que late en zonas suburbanas capitalinas. La misma que a veces logra ser conocida pero no tan de cerca ni con tanta osadía como en esta ocasión. La misma que nuestro compatriota Mario Handler (radicado durante veintitrés años en Venezuela; hace pocos años volvió a Uruguay) decidió volcar en este largometraje, que más que una obra es un pedazo de vida, su labor quizá más apreciada y uno de los trabajos más sobresalientes en la historia del audiovisual y el cine nacional todo.




SUPER MARIO PLUS

Los seres humanos que transitan por Aparte llegan a un punto en que la indiferencia hacia la cámara es total, lo que permite que lo veraz cobre más fuerza que nunca gracias a actitudes de todo tipo y color, que se manifiestan con total naturalidad. Si el impacto al ver este documental es notorio, habría que imaginar cuál sería la reacción de muchos al ver cómo fue que Handler logró llegar a tan magna tarea. Cuesta creer que una sola persona haya sido la encargada de pensar, investigar, conocer a uno para llegar a algunos, conocer a algunos para chocar con otros, saber que esos otros le llegaron a robar dinero y hasta cámaras filmadoras. Cuesta creer que esa persona haya escrito, filmado, editado, producido y dirigido, pero también que haya arriesgado en varias ocasiones su integridad física. Cuesta creer que esa persona, que hace lo que más le gusta, llegara a estar angustiada durante este... desafío, llegara a convivir durante más de un año con personas de zonas marginales donde había y se hacía de todo, donde en algunas ocasiones su propia voluntad impidió que continuara registrando esa imparable realidad que podía haber producido más robos a señoras mayores e historias de amor homosexual. Llegó a dar tan el blanco que incluso corrió el riesgo de que él mismo fuera objeto de sus tiros con la cámara, allí, varado en la puntuación máxima de un tablero adonde se dirigían los dardos, las ideas que él traía en su mente y que luego anhelaba compartir con esos espectadores tan apartados de estas otras personas que desfilan por la pantalla.

Hubo veces que Mario Handler no podía acceder a ciertas zonas "prohibidas", por lo que tuvo que entregar la cámara a otros "asistentes" del lugar que sí pudieron romper el hermetismo de subcontextos, códigos y culturas que podían variar incluso de rancho en rancho. Claro que hubo mucho material que quedó fuera (por cuestiones narrativas) a la vez que se terminaron incluyendo noventa minutos entre cuyos ingredientes figuraron atentas observaciones, profundos conocimientos  y un criterio de selección de imágenes que confirman a su director uruguayo como uno de los más grandes documentalistas del mundo. 

UN DOCUMENTAL APARTE

La fina estética empleada se nota hasta en fragmentos que duran milésimas de segundo y en donde se expresan, al mismo tiempo, muchas cosas que no hace falta que el realizador las explique y sí que el espectador logre procesarlas, interactuando con sus propios valores humanos, para poder evaluar y (si quiere) juzgar lo que está viendo, lo que está descubriendo. Aquí no hay nada ficticio; tampoco entrevistas, reportajes ni género periodístico alguno. No se trata de un drama documental ni de crear algo sensacionalista. Handler paseó la cámara por todos los lugares que pudo, compaginó lo filmado con un nivel de eficacia tremendo y logró una obra mayúscula.

Dado que mucha gente no pudo estar presente en el estreno mundial realizado en Cinemateca 18, no sería bueno revelar ciertas cosas para que uno pudiera vivir (y descubrir) Aparte por sí mismo. Aquí hubo un plan de filmación donde el realizador no quiso ser estrella, ni apuntó a figurar como intermediario; tan solo se nota, sí, aunque  más por sus virtudes estéticas, al momento de combinar arte y comunicación, a la hora de transmitir una realidad donde tan solo se trata de orientar con lo necesario al que está del otro lado de la pantalla. Hay varias sincronizaciones de palabras e imágenes que le dan a las tomas un enriquecimiento mayor, incluso con el propio Handler, al que en cierto momento se lo ve filmando a dos jóvenes armando un cigarrillo de marihuana, mientras las exhibiciones corporales de la madre soltera menor llaman la atención de uno de sus "asistentes", que la filma con otra cámara. Esto último, claro, no desentona con los intereses narrativos del realizador ni con un fragmento donde la ingenuidad se daba la mano con el dolor de una joven que no podía tener a su hija bajo custodia, entre más bromas y hasta un pintoresco señor, que parece muy correcto y que irrumpe en la filmación como cortando todo con una tijera de otros tiempos, quizá mejores, de otras conductas y valores.




BLANCO Y NEGRO



En un momento una señora mayor comenta con su hijo cuáles pueden ser los propósitos de Handler en todo este asunto. El propio director también se encarga de captar otras personas de la zona (al comienzo, en la fiesta de cumpleaños) en ese momento justo, donde los gestos faciales encierran una pregunta en común: "¿para qué miércoles estará haciendo esto este tipo?" No es para cuestionar directamente problemas sociales, como el tema de la vivienda, la comida, los reclamos por un hogar digno, las dificultades de la asistencia médica pública, y el papel que juega la prensa, ya que se limitan, como a la pasada, a dejar una pequeña huella que distraiga al espectador por unos segundos, respecto a lo que venía observando. Tan solo eso. En Aparte importa más el registro de una realidad tan lejana como impactante, donde una familia (madre soltera, compañero y pequeña de apenas un año que se mudan), por ejemplo, camina por la ruta sin tomar real conciencia del peligro que corre con autos, motos y hasta bicicletas que pasan a toda velocidad, igual que camiones de carga y ómnibus a sus espaldas y por la noche. 

El montaje también permite pasar de un momento de alegría a otro de dolor y tristeza (de una jornada de ensayo de baile a un velorio y posterior entierro), de un momento que no deja de llamar la atención (prostitución, ruidos callejeros) a otro de profunda paz y vida familiar (mate, conversación entre madre e hija y sonido de televisión). Incluso dentro de una misma situación se escuchan a algunos jóvenes contando sus crudas anécdotas de lo que llegaron a pasar en la cárcel y la causa por la cual fueron a parar ahí, mientras otros compañeros se sobreponen con sus voces en una partida de naipes ("¿Quién va; voy yo?") o preguntando por una pelota para empezar a jugar al fútbol, entre vino frío y marihuana. Otros prefieren mostrar cicatrices de guerra, a la vez que los que están a su lado exclaman frases como "Con más de tres (cigarros) ya sos contrabandista... y comés hasta las manos seis meses." y algunas que ellos mismos interrumpen por respeto a los jovencitos que los acompañan y hasta a veces justificando ("Tuve que matar") acciones del pasado de las cuales se arrepienten reconociendo errores y defectos. En otro momento el hijo escucha sentado en un bar los duros encuentros que una vez tuvo su madre con la policía y de inmediato se lo ve a él mismo en busca de asistencia médica luego de haber sido golpeado por los "botones". "Va a demorar, eh", le dice una funcionaria. "Sí, ¿no?", comenta el muchacho, con total inocencia y sin imaginar lo que le espera.

Es gente humilde en todo sentido. Es gente sensible, también; basta con ver las reacciones de una familia en un cine céntrico, donde una película (En la puta vida) hacía emocionar, más que nada, a Carina, quien cerca del final hace un sentido repaso a algunos de los hechos más importantes de su pasado y en medio de poemas de amor que le habían enviado. Handler también intenta descifrar, a través de simples expresiones, lo que está pasando por la cabeza de un joven, mientras observa en su celda la televisión, captándolo incluso en su mirada inmediata a un costado y como al vacío, mientras exhala una bocanada del cigarrillo de marihuana. Hubo más rostros silenciosos que fueron captados en toda su plenitud física, pero que denotaban muchas incógnitas por dentro. Aparte es un tremendo documental. Y Handler todo un profesional, capaz de hacer milagros con presupuestos ínfimos.


¿QUIÉN ES MARIO HANDLER?



Muchas personas lo conocen, claro, pero hay otras tantas que todavía no o que quizá lo tengan de nombre nomás. Mario Handler nació el 10 de noviembre de 1935 en Montevideo, cuenta con estudios de Ingeniería, Fotografía y Cine, participó en diversos movimientos culturales, fue colaborador del semanario Marcha, y fundador de la Cinemateca del Tercer Mundo. También posee en su currículum una destacada trayectoria como docente (Uruguay, Venezuela, Estados Unidos), trabajos para la RAI-TV de Argentina, Bolivia, Chile y México, y numerosos premios en Uruguay y el resto del mundo. Realizó varios trabajos en la década del ´60 (Carlos, Elecciones, Me gustan los estudiantes), ´70 (Líber Arce: liberarse, Dos puertos y un cerro, Tiempo colonial, María Lionza: un culto de Venezuela) y ´90 (Nuestra cultura y los medios de comunicación, Globalización). Y ha recibido premios por su labor como sonidista, director de fotografía, montajista y hasta guionista radiofónico.



Mario Handler



Aparte
- Uruguay, 2002 - Escrita y dirigida por Mario Handler. Duración: 90 minutos.





Curiosidades: Daniel Márquez asesoró y colaboró en la edición. También realizó la post-producción de imagen y sonido. 

A lo largo de los noventa minutos de Aparte no hay iluminación adicional. 

Mario Handler fue el único que estuvo presente en todo el rodaje (marzo de 2000 hasta diciembre de 2001).


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