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Cuando los mundos chocan
DENTRO Y FUERA DE LA MATRIZ

por Alejandro Yamgotchian (noviembre, 2003)




El día del estreno de Matrix: Revoluciones había cola desde las 9 de la mañana en algunos cines capitalinos, que la estrenaban mundialmente a las 11:00. Los primeros días de recaudación marcaron récord en Uruguay. Y el fenómeno se ha venido dando desde 1999, en oportunidad del estreno de The Matrix (Andy y Larry Wachowski, 1999), originalmente concebido para comics. Todos hablan de esta saga creada por los hermanos Andy y Larry Wachowski y Arte7 no quiso ser la excepción al respecto. Pero ojo que acá no solo nos quedamos en la famosa trilogía sino que también apuntamos a algo fundamental dentro de la saga y que tiene estricta, vital relación con lo que pasa en la misma: los segmentos de Animatrix, cuya mayoría fueron escritos y dirigidos por animadores chinos, coreanos y japoneses.


CAMINO A LA PERDICIÓN

El productor Joel Silver no esperaba el enorme éxito taquillero que obtuvo con esta primera parte de la saga Matrix. Los propios hermanos Wachowski tampoco. Cuatro meses de entrenamiento en artes marciales fueron necesarios para los actores principales de The Matrix, que incluso llevaron a algunas lesiones inesperadas (Carrie-Anne Moss torciéndose bruscamente el tobillo; Keanu Reeves con problemas en el cuello). Los decorados, por su parte, ya habían sido usados en una película que tiene muchas cosas en común (en cuanto a universos simulados y manipulación) con The Matrix y que se llamó Ciudad en tinieblas (Alex Proyas, 1998), pero está claro que hubo una gran inversión que terminó cautivando por el despliegue de efectos especiales y también porque asomaba una historia interesante, que se alimentaba de varias fuentes estéticas (comic americano, manga, anime, cine asiático de artes marciales) y conceptuales (numerosos ejercicios de ciencia ficción que merecerían un capítulo aparte), literarias y cinematográficas.

Criterio, concentración y técnica. Esto es lo que Keanu Reeves debe aprender para poder ingresar a La Matriz, entender qué está pasando y descubrir el verdadero sentido de su existencia ¿Y qué es La Matriz? Es la otra realidad. La supuesta ficción a un planeta Tierra devastado por una cruenta guerra donde las máquinas dominan a los humanos. Es una realidad virtual cuyo combustible es nada menos que la electricidad que genera el cuerpo del hombre (para mayor entendimiento ver reseña de segundo y tercer segmento de Animatrix más abajo). ¿Y por qué el protagonista Neo es tan importante en todo este asunto? Porque viene a ser como una especie de Mesías, el salvador, el elegido que pondría fin al mortal conflicto entre máquinas y humanos. Este, claro, es uno de los puntales vertidos hacia el aspecto religioso y mitológico, algo a lo que se hace referencia más abajo.

Ampliamente superior a las dos secuelas que le siguieron, The Matrix sugiere conceptos vinculados a la propia irracionalidad del ser humano, quien inventó las máquinas para servirlo y luego terminó dominado por las mismas. La Matriz puede tomarse como una prisión cibernética o, mejor quizá, como una dictadura virtual donde millones de personas hacen su vida sin darse cuenta de que son vigiladas, que por fuera hay otro mundo, otros seres humanos como ellos pero que tratan de luchar para poner fin a tan duro hostigamiento artificial. Este último hasta se ve justificado en la película por el terrible daño que el hombre había hecho a los recursos naturales de la Tierra, allá por fines del siglo XX, expandiéndose sin demasiada preocupación por el medio ambiente y sí por la prosperidad económica. Las inquietudes son típicas de hoy en día y hasta perfectamente se pueden proyectar hacia un futuro no muy lejano. Muchas visiones apocalípticas tienen su razón de ser en las acciones del hombre, y en The Matrix el caos parte, precisamente, de una industria trasnacional.
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PLATOS DE ENTRADA VIRTUALES

por AY


Antes de The Matrix hubo mundos simulados que tuvieron su peso protagónico en varias películas de fantasía y ciencia ficción. Thrillers y aventuras virtuales de sumo interés, a pesar de otras no tan bien logradas (en efectos e historia) y que ahora, por supuesto, no vienen al caso.


Tron (Steve Lisberger, 1 no tuvo la repercusión esperada, aunque con el paso del tiempo se convirtió en punto de referencia obligatoria, sobre todo por la fama precursora en la materia, que empezó a adquirir progresivamente. Aquí Jeff Bridges es un hacker transportado molecularmente hacia una computadora, donde deberá pelear por su vida en un videogame, mientras trata de encontrar un programa de seguridad (el del título) que ponga fin al temible software controlador. Lo más gracioso que ocurrió con esta interesante producción Disney es que la Academia no la consideró para el rubro de Mejores Efectos Especiales, al ver que no se valía de un método legítimo para hacer los trucajes... (¡¡¡la computadora!!!).

Dos años más tarde Nick Castle (quien interpretara al asesino de Noche de brujas) dirigiría El último guerrero espacial; dinámica y espectacular aventura donde el joven protagonista pueblerino llega al final de su videogame favorito, lo que lo lleva no solo a que la gente lo felicite sino también a ser llamado por un extraterrestre. El objetivo: usar sus habilidades de jugador de maquinita con el fin de salvar el planeta donde habitan los de su especie y ya de paso restaurar la paz en la galaxia, nave estelar verdadera mediante. Esta fue la primera película en hacer todos los efectos especiales a través de una computadora (con excepción del maquillaje). Y el resultado, realmente, valió la pena.

Poco tiempo después el troesma Joe Dante nos trajo una obra maravillosa, que se llamó Los exploradores (1985), una de esas películas auténticas y hechas realmente con mucho afecto por el género. Tres niños (Ethan Hawke, el fallecido River Phoenix, Jason Presson) deciden construir una nave para llegar al espacio y lo logran, encontrándose con unos extraterrestres que los introducen a un mundo impensado y desde donde surgen claves para realizar viajes interestelares e incluso grandes descubrimientos, capaces de conectar la fantasía con la realidad, viejo anhelo y parte de la eterna lucha del niño inventor, interpretado por Phoenix. Hay fragmentos que son sensacionales y que llevaron a Los exploradores a ser de las mejores y más fascinantes películas de Joe Dante.

Luego sí fueron surgiendo más ejemplos aunque algo aislados y sin mucha trascendencia, en todo sentido, como el caso de Alta tensión (1990) de Rachel Talalay, o los thrillers virtuales de Brett Leonard (Asesino virtual, El reino de las tinieblas), responsable, sí, de la exitosa (y a veces tolerable) El hombre del jardín (1992), basada en un cuento corto de siete páginas de Stephen King y que narra la historia de un ser con cierto retraso mental, víctima de un experimento que lo vuelve inteligente, vengativo (de todos los que se habían reído de él) y con fervientes deseos de controlar el mundo desde el ciberespacio, algo parecido a lo que pasaba en Tron con el MCP (Master Control Program). La película tuvo gran éxito en Estados Unidos, lo que llevó a una secuela, en 1995, y también al propio King a exigir el retiro de su nombre de los créditos y de inmediato, totalmente insatisfecho con el resultado de una película considerada como la primera en abordar el tema de la llamada realidad virtual, donde tanto la vista, el oído y el tacto podían apreciar un simulacro, precisamente, de realidad.


Ciudad en tinieblas




Otro de los puntos curiosos y, por supuesto, bienvenidos fue Arcade: Un videogame diabólico (1992), dirigida nada menos que por Albert Pyun, gran exponente moderno de la ciencia ficción clase B, y también de los grandes despliegues y efectos aunque acompañados de historias bastante livianitas. Pero aquí, sin embargo, logra realizar un convincente ejercicio, quizá el mejor de toda su carrera. En realidad Arcade es una maquinita hogareña, y los enigmas surgen cuando cada persona que la compra desaparece para siempre. Bueno; en realidad los cascos que usan para jugar los transportan a un mundo virtual donde deben pasar los niveles de dificultad del "pasatiempo" para así salvar su vida. Y hay que ver lo que son los efectos especiales para el presupuesto ínfimo que al final se manejó. Muy buenos. Curiosamente David S. Goyer es quien adaptó esta historia de Charles Band; Goyer, también, sería guionista, seis años después, de Ciudad en tinieblas, de Alex Proyas, con un argumento muy similar a la posterior The Matrix, sólo que en lugar de computadoras hostiles hay una secta extraterrestre. Cabe acotar que algunos decorados y sets de filmación de Ciudad... fueron usados por la producción de The Matrix poco tiempo después. Incluso hay alguna referencia a La Biblia dentro de esta sorprendente película de Proyas, que también se reitera en la famosa trilogía de los Wachowski.

Y para terminar esto de los mundos simulados hay dos películas que merecen atención: El Piso 13 (Josef Rusnak, 1999), producida luego del éxito de The Matrix, y Abre los ojos (1998), hecha antes del film de los Wachowski y dirigida por el chileno Alejandro Amenábar. La primera con algunos parecidos a The Matrix, respecto a seres manipulados, aunque con la diferencia de que la idea fue concebida mucho antes, ya que se basa en la novela Simulacron-3, escrita por Daniel Galouye, que incluso había sido llevada a la televisión alemana por Rainer Werner Fassbinder. Aquí la acción tomaba lugar entre pasado (fines de la década del ´30) y presente (la actualidad), a través de un ejercicio de ciencia ficción muy bien concebido, al mejor estilo film noir que, curiosamente, también impregna uno de los segmentos mejor realizados de Animatrix. El caso de Abre los ojos también ofrece una situación parecida, gracias a un thriller psicológico bastante onírico, si se quiere, que incluso tuvo su horrenda remake con Vanilla Sky (2001), dirigida por Cameron Crowe.

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EL FACTOR ANIMATRIX





Casi todos los capítulos de Animatrix (2003) fueron hechos en clave de precuela y para ser estrenados directamente en video y DVD, después del éxito de The Matrix, pocos días después del de Matrix: Recargado (Andy y Larry Wachowski, 2003) y antes del estreno de Matrix: Revoluciones (Andy y Larry Wachowski, 2003). En Uruguay, curiosamente, el orden de los capítulos difiere del de otras ediciones de Animatrix en el extranjero. Cabe señalar que tan solo uno de estos fue proyectado en cine y junto a Cazador de sueños (Lawrence Kasdan, 2003): El último vuelo de Osiris (Andy Jones, 2003), por decisión de la Warner. Este mismo segmento acompañó como antesala a la película basada en el libro de Stephen King en todas las salas del mundo donde se exhibió. ...Osiris es, en general, el preferido de todos los cortos, aunque hay (no pocas) excepciones.

Si en la trilogía Matrix había más una buena idea que un guión desarrollado pues en esta Animatrix la cosa es al revés, ya que no solo se responden algunos enigmas de los tres exitosos largometrajes sino que se aportan nuevas visiones, otras perspectivas que llevan a relatos sustanciales, tanto en la ficción como la realidad que los personajes viven. El impacto visual, sin embargo, se mantiene y sin necesidad de apelar a (muy) costosos efectos especiales.



El último vuelo de Osiris
(The Last Flight of the Osiris) - Dirección: Andy Jones. Guión: Andy y Larry Wachowski. Una postal de bienvenida a dos mundos diferentes, donde se entabla una lucha a muerte entre máquinas y humanos. A diferencia de la trilogía, este y todos los capítulos de Animatrix son hechos en base a imágenes generadas por computadora y con netas influencias del dibujo japonés. Para el que nunca vio nada de la saga Matrix, surgirán varios enigmas que luego van develándose en esta misma serie, fundamental para cerrar algunos aspectos conceptuales de la exitosa trilogía. Aquí tenemos, por un lado, el combate y por otro la llegada a tiempo para la advertencia, dentro de La Matriz, sobre el inminente ataque de las máquinas a Zion. Este capítulo es muy importante para sumergirse en Matrix: Recargado. Y se guarda un final muy bien logrado. El director Andy Jones anduvo haciendo trabajos de efectos especiales para Titanic (1997) y fue supervisor de animación en la recordada Final Fantasy (Hironobu Sakaguchi, Moto Sakakibara, 2001).


El segundo renacimiento, parte I
(Second Renaissance Part 1) - Dirección: Mahiro Maeda. Guión: Andy y Larry Wachowski. Capítulo vital, donde se vuelve al pasado para mostrar, archivo mediante, cómo el ser humano comenzó a crear máquinas que lo sirvieran y le sirvieran. El abuso y el maltrato del hombre no faltó a la cita y tampoco la toma de conciencia de robots y aparatos de que estaban siendo vistos como lo peor del universo. Las protestas de las máquinas (apoyadas por algunos humanos) terminaron en gravísimos incidentes y por ende en la unión y creación de un lugar donde las mismas vivían todas juntas, como en un estado; Cero-Uno fue su nombre. La convivencia entre ambas especies era prácticamente imposible. Y los defectos del ser humano se van agudizando, ya entrado unos años (no muchos) el siglo XXI. El director Maeda cuenta con vasta experiencia haciendo tareas de diseño y animación, tanto para el cine como la televisión coreana y japonesa.



El segundo renacimiento, parte II
(The Second Renaissance Part 2) - Dirección: Mahiro Maeda. Guión: Andy y Larry Wachowski. Las cosas se estaban haciendo tan bien en Cero-Uno que hasta lograron, inconscientemente, hacer flaquear el mercado del hombre. El poder humano se fue debilitando, dando paso a su inflexibilidad y mayor hostigamiento hacia las máquinas (sanciones económicas, bloqueo naval, brutales bombardeos aéreos) y su flamante nación. Cero-Uno intentó buscar la paz en Naciones Unidas (foto), de todas maneras, pero sus embajadores no tuvieron suerte, ya que fueron expulsados. Y la guerra estalló. Y las máquinas no solo aplastaron a los humanos sino que los hicieron sufrir de manera infernal, dejando al mundo en tinieblas y usando al hombre y todo su cuerpo como fuente alternativa de energía al ahora oculto sol. Tanto esta pequeña secuela como la original, las más oscuras y violentas de Animatrix, son vitales para entender lo que pasa en The Matrix y también en Matrix: Revoluciones (Andy y Larry Wachowski, 2003).



La historia de un chico
(Kid´s Story) - Dir.: Schinichiro Watanabe. Guión: Andy y Larry Wachowski. Un corte y una quebrada para mostrar el relato sobre un joven que se contacta con alguien a través de su computadora y que a la vez se mete en otro mundo, como inocente estudiante universitario que inexplicablemente comienza a ser perseguido por hombres de negro. Desconcertado ante la asombrosa realidad que comienza a vivir (y sentir)... en sus sueños... el joven piensa que sólo le ocurre a él pero no es así. Este es otro de los capítulos vinculados más bien a la historia de Matrix: Recargado y también donde por vez primera aparecen las voces de Neo (interpretado por Keanu Reeves en la saga, a quien vemos en The Matrix enfrentando una situación parecida) y Trinity (personaje de Carrie-Anne Moss). En dicha secuela de Matrix aparece un joven que le agradece a Neo (al principio, cuando los protagonistas llegan a Zion) por haberle salvado la vida. Bueno; aquí lo tienen. No es vasta la experiencia de Watanabe en campos animados. Luego, sí, dirigiría otro segmento más de Animatrix, uno de los mejores.

Un corazón de soldado (The Program) - Guión y dirección: Yoshiaki Kawajiri. Un nuevo universo simulado, esta vez para una joven y su programa de entrenamiento con un supuesto mentor, quien le advierte del peligro que corre Zion ante una supuesta invasión de máquinas. Hay algunas reflexiones sobre la incidencia de los universos simulados en el ser humano y la condición de vida luego del estallido de la guerra. Pero principalmente este es uno de los segmentos donde más pesa el aspecto visual, tanto en movimientos como en el propio uso (y contraste) de los colores, para exponer significados, algo elementales pero siempre vigentes por ser universales (el bien y el mal, la lealtad y la traición). También es en donde más se nota la influencia del anime. Cabe acotar, además, que este programa de entrenamiento samurai fue usado en The Matrix (Neo enfrentado a Larry "Morpheus" Fishburne), pero con kung fu. El veterano director Kawajiri tiene gran experiencia en terreno animado, y viene haciendo cosas en el continente asiático desde fines de la década del ´60.



Récord mundial
(The World Record) - Dir.: Takeshi Koike. Guión: Yoshiaki Kawajiri. El eje de este segmento es una carrera de atletismo de 100 metros libres masculino, donde el protagonista intenta batir una marca. Si en el relato anterior la paz era una de las razones por las cuales el ser humano se sentía cómodo dentro de un universo paralelo, aquí es la libertad la que hace ver con otros ojos La Matriz. La libertad que se vive dentro de ese mundo creado y, principalmente, la libertad que se siente al poder escapar del mismo... sin morir en el intento. Hay desafíos que atañen al propio protagonista, ya no solo desde la capacidad física sino también desde su propia entereza psicológica. Existen resultados, sin embargo, que más vale no retener en la memoria. Las máquinas ya han llegado a un dominio casi sádico sobre los humanos. El resultado es, por momentos, escabroso, y probablemente el más surrealista. El guionista Yoshiaki Kawajiri fue el que dirigió el segmento anterior, titulado Un corazón de soldado.

Más allá de la realidad (Beyond) - Guión y dirección: Kouji Morimoto. O parte de La Matriz por dentro. Una joven pierde a su gata y en la búsqueda se topa con un grupo de niños, fascinados con las acrobacias que pueden realizar, venciendo a la gravedad, en lo que ellos consideran una casa embrujada. El poder de manipulación de las máquinas es lo que más resalta en este capítulo, algo que constituye uno de los temas principales de la primera parte de Matrix. Los humanos buscan respuestas ante tan curiosos hechos pero solo reciben la hostilidad y represión de las autoridades... creadas. La protagonista descubre algo raro, y se queda con la misma sensación de otros seres, quienes han sospechado de un fenómeno extraño que se dio dentro de la propia "realidad" en que viven. El director japonés Kouji Morimoto viene trabajando como realizador, guionista y animador en el país nipón desde la década del ´70.

Cuento de detectives (A Detective´s Story) - Guión y dirección: Schinichiro Watanabe. Estupendo trabajo de ambientación y ni qué hablar de animación (en blanco y negro), visualmente impactante e impregnado de un estilo film noir que hace de esta historia media a contramano con el universo Matrix (es "detectivesca") una de las mejores en todo sentido. El protagonista es contratado para dar con un escurridizo hacker (nada menos que Trinity), aunque hay sorpresas e incluso dichos muy graciosos, cerca del final, envueltos por una bienvenida cuota de ironía. Detectives que se suicidan, otros que se vuelven locos (por eso de que algo anda mal pero no se sabe qué) y algunos que llegan a descubrir realidades (o, mejor dicho, ficciones) inesperadas, aunque ya vistas por el espectador. Watanabe ya había dirigido el segmento La historia de un chico.



Matriculado
(Matriculated) - Guión y dirección: Peter Chung. Un grupo de rebeldes situados en una desolada base (por lo que se puede ver fugazmente, el norte africano) recluta máquinas invasoras para ponerlas a su servicio, es decir para que proteja a sus integrantes, aunque el punto central está en el propio proceso de transformación de la inteligencia artificial, cuando se intenta hacerle tomar conciencia de los sentimientos humanos. Hay, sin embargo, una vuelta muy ingeniosa en el final y que pone totalmente al descubierto a ese ser humano que se creía perspicaz. Haciendo un balance general las dudas se vuelcan más a favor del hombre que de las máquinas. Y esto se vuelve más preocupante aún cuando se piensa que fue el propio ser humano el impulsor de la idea y al final termina siendo víctima (algo enloquecida, desesperada) de su propio juego, la manipulación. Otro de los mejores (y más elaborados) segmentos de Animatrix. El director asiático Peter Chung trabajó para la televisión japonesa y coreana, además de haber hecho algunos aportes como animador para Ralph Bakshi (Hielo y fuego) y hasta los propios Rugrats, sin olvidar la serie de culto que dirigió en 1995, titulada Aeon Flux.


RECARGA Y REVOLUCIÓN


Matrix: Recargado




Si en Animatrix y The Matrix pesaba mucho más la historia y un aspecto visual de gran sentido estético, en Recargado y Revoluciones los efectos especiales son los que se roban la atención, por encima de un relato casi mínimo, pero a través de un bombardeo de imagen y sonido realmente impactante. Puede que hayan planos algo más imaginativos en ambas pero tampoco son lo máximo. Y también más razones para odiar a las máquinas, aquí haciendo gala de todo su poderío ante una resistencia cada vez más endeble y amenazada.

Y es que podía haberse dicho mucho más de lo que se dijo en ambas partes, en vez de alargar situaciones que deberían haber concluido o bien proseguido de otra manera; algo que se hace sentir mucho más en Recargado, donde por momentos hasta se embarulla al espectador con numerosos términos técnicos. Las luchas cuerpo a cuerpo fueron las predominantes en esta secuela (los actores, ahora, tuvieron ocho meses de entrenamiento), aunque varias veces abusando con el pretexto de mostrar más y más trucaje visual. Una escena de 17 minutos costó 40 millones de dólares, y hubo que poner 60 más en el presupuesto, sólo para cubrir la parte de efectos, donde otras secuencias, como la de la carretera, llevaron tres meses en ser filmadas. Eso, de todas maneras, no impidió que Carrie-Anne Moss nuevamente tuviera un accidente, esta vez quebrándose una pierna durante el entrenamiento; Larry Fishburne también se fracturó pero un brazo. Lo gracioso es que la actriz canadiense decidió dejar de lado los dobles para subirse a la moto y hacer la vertiginosa escena de persecución en la carretera.

En Revoluciones la cosa ya era más generalizada; la guerra ya movía nuevas máquinas y se extendía a espacios mucho mayores. Las batallas eran más creíbles e incluso la aplicación de nuevas tecnologías se veía mejor lograda en paisajes y aparatos (la Academia seguramente le hará llover los Oscars en varios rubros técnicos) que en lo que atañe a los propios seres humanos reales y virtuales. La historia, de todas maneras, prácticamente no existe en ninguna de las dos secuelas. Y eso resta muchos puntos.




Matrix: Revoluciones





Obviamente el motivo principal es más económico que otra cosa, sobre todo si se aprecia el final abierto de Revoluciones. Pero hay algo que llama la atención y es que se respeta la posición geográfica de Zion (monte israelí de Jerusalén), más que nada en algunos segmentos de Animatrix (los de El segundo renacimiento y Matriculado) donde inclusive se puede ver que la nación de las máquinas, Cero-Uno, está muy, pero muy cerca de Zion. Si esta guerra, entonces, tratara de representar algún conflicto de la vida real pues esto es muy evidente... y con un resultado (en Revoluciones) que debería verse como sumamente decoroso, a diferencia de lo que otra gente quiso (se imaginó en principio) para con el destino de las máquinas. Otras referencias hebreas las encuentran en la canción que suena apenas terminada la película; de ahí, entre otras cosas, es que uno insiste rotundamente en que se va a llevar varios premios Oscar.

Lo de los hermanos Andy y Larry Wachowski termina siendo algo meritorio, a pesar de flojos antecedentes (no pulidos finalmente por ellos sino por guionistas y hasta productores), como el libreto de Asesinos (Richard Donner, 1995) y el thriller erótico Sin límites (1996), ya que con todo lo vinculado a Matrix han logrado despertar ciertos ribetes místicos, dentro de un universo que toma elementos prestados de otros, que recicla pero que además innova, a través de una ciencia ficción que a veces logra sacar buen partido de los efectos especiales y que hasta logró sorprender dentro de un panorama donde hacer pensar era casi una utopía, sobre todo para un producto proveniente de Hollywood.


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