
Lunes por la mañana; un frío
de aquellos. El entrevistado: uno de los
personajes más famosos de Uruguay;
Mariano Coiffeur. Pero antes tuvimos que
ir a concretar la cita. Fue el jueves
anterior... ¡y terminamos en Margot!
Pensando que Mariano estaba en 18 y Río
Negro, fuimos a parar a lo de su tradicional
adversaria, en materia de pelucas. Y por
suerte nos frenamos justito en la puerta.
¿Quién
no ha oído nombrar a este famoso
peluquero? ¿Quién no ha
visto alguna vez sus reclames en televisión?
Les presentamos a Mariano San Giacomo
(62), hombre nacido en Italia, cuyo
español es fluido aunque con
cierto toquecito tano, que se vino de
joven a Uruguay. Desde canal 5 hasta
Canal 10 Mariano, siempre con sus cortes,
pelucas y mujeres que lo rodean (Marianooooooooooo),
nos recibió con mucho respeto
y atención en su flamante local
de 18 y Convención (tomá...).
Arte7:
¿Siempre te has dedicado a la
peluquería?
Mariano: Hace
40 años que estoy en esto. La
gente piensa que cortar el pelo es algo
muy simple, pero atrás hay una
técnica y que lleva su tiempo.
Aprendí que la mujer tiene un
estilo muy personal, cuya moda va cambiando
más que la del hombre. Ellas
son más coquetas que nosotros,
y hay que estar al tanto de todo eso.
Pero el hombre también es todo
un tema.
¿A qué te referís?
La calvicie, por ejemplo.
Hubo una época que trataba de
taparla, contrariando incluso su supuesta
imagen de reacio. Desde mucho tiempo
atrás usaba pelucas muy pesadas,
luego gorras, sombreros. La peluca es
una prenda más, que cuando llega
a la casa se la saca. El hombre siempre
ha necesitado un cambio en su rostro
y con esto cambia su figura facial totalmente.
Acá hay gente joven incluso que
viene, hace pruebas, se tiñe,
y yo le doy mi opinión, la aconsejo,
igual que a personas de 40 años
y a las que les queda poco pelo natural.
¿Hay alguna
técnica para parar definitivamente
la caída del cabello?
No hay sistema, técnica
ni producto que pueda lograr un pelo
que vuelva. En la mujer la caída
es menor pero porque ella se cuida más
el cabello. La que no se preocupa mucho
también lo pierde, no de la misma
manera que el hombre pero igual lo pierde.
De todas formas se están haciendo
implantes a través de microcirugías,
pero eso es algo muy delicado y que
no ha dado el resultado esperado, hoy
en día. A mí me causa
gracia ver publicidad donde a través
de la computadora se llena la cabeza
de pelo, aunque lo que no le dicen al
que está mirando es que no en
todas las cabezas hay espacio para implantar
pelo. La solución a todo esto
es estar bien asesorado y no caer en
espejismos. Y además hay que
tener en cuenta que los tratamientos
cuestan mucho dinero.
¿Y por qué se cae el cabello?
Por herencia, por la
naturaleza de cada ser humano, aunque
hay una calvicie lenta y que se da por
temas estrictamente vinculados al nerviosismo.
En ese caso se podría recuperar
el pelo, aunque tampoco es tan fácil.
Pero fijáte que también
hay gente a la que le queda bien la
calvicie. El hombre como que se adapta
más naturalmente a eso. No obstante
están aquellos que se preocupan
mucho por tapársela, desde tiempos
inmemoriales.
Hay actores de cine y conductores en
la tele a los que se les nota el "quincho"
o "gato" (risas). Recuerdo
al Capitán Kirk, de Viaje
a las estrellas. ¿Eso
le pasó por no haber ido a Mariano?
Y... (risas). No a todos
se les puede hacer un buen trabajo,
cuando quieren una peluca. Yo he tenido
casos en donde le aconsejé a
clientes que siguieran así, calvos,
porque la peluca no les iba a quedar
bien a la cara. Insisto; hay que estar
bien asesorado, y a la vez el cliente
tiene que tener control y cuidado. No
se puede dejar estar. Muchos vienen,
se hacen una peluca y después
no aparecen como por diez años,
y no se dan cuenta de que durante el
proceso de deterioro, que se da por
no haber hecho una renovación
a los dos años, la pieza va quedando
fea, por más spray que se pueda
poner, por ejemplo, y ahí sí
se nota el trabajo que en principio
pretendía pasar desapercibido.
¿Y
el hombre uruguayo es de preocuparse
por estas cosas, en relación
con gente de otros países?
En Argentina o varios
lugares de Europa, por ejemplo, son
menos conservadores que acá y
se preocupan más por estar a
la moda.

Habías mencionado que los buenos
tratamientos cuestan dinero. ¿Cuánto?
Y depende, pero te puede
rondar entre 400 y 600 dólares.
Pero ojo que no a todos se les puede
hacer un tratamiento para solucionar
el tema de la calvicie. Hay gente que
puede gastar eso y otra que no. También
hay costos de mantenimiento, que el
cliente debe asumir luego.
¿Trabajás
más cortando el pelo o con la
parte de pelucas y apliques?
Siempre me he dedicado al corte de cabello
femenino y masculino, pero ahora estoy
trabajando más con la parte de
pelucas, apliques y cuestiones artesanales,
con hombres y mujeres por igual. Eso
sí; no hay algo que uno se ponga
y dure para siempre. Las piezas requieren
de mantenimiento y cuidado, mientras
no existan implantes efectivos. Tengo
clientes varones de veintipico de años
y con calvicie muy avanzada que me preguntan
por implantes. Y yo les digo que si
se lo hacen, luego se les va a seguir
cayendo el pelo natural y solo van a
quedar con los pocos pelos del implante,
algo que no tiene sentido. Es dinero
tirado, prácticamente. Otra cosa
distinta sería hacérselo
a una persona de 40, cuya calvicie ya
paró y mantiene un cabello natural
estable. Por eso es que antes hay que
asesorarse con alguien que les diga
la verdad sobre qué les conviene
y qué no. Yo, en ese sentido,
nunca tuve problema con mis clientes.
Siendo consciente
que sos una persona conocida gracias,
en parte, a la televisión, ¿qué
hay de Margot, que también aparece
haciendo publicidad y desde hace un
buen tiempo a esta parte? ¿Se
lo podría llamar el clásico
de las pelucas?
Yo nunca tuve ni me preocupó
la competencia, aunque no la pierdo
de vista. Si viene una señora
y no le encontramos solución
le decimos que vaya a otro lado, a ver
qué tal le va. Mi publicidad
dice "compare calidad y precio".
Yo hago lo mío y no me preocupo
por sacar la misma moda que en otros
lados. Cada cual a lo suyo.

Mariano con los
famosos (flash incluido, de lo contario
la foto no salía ni a palos)
¿Y qué pasa con Roberto
Giordano? Veo en las paredes de tu local
varias fotos con famosos, entre éstas
una con el popular peluquero argentino.
¿Te imaginarías montando
lo mismo que Giordano acostumbra a hacer
en Punta del Este, con desfiles y todo
lo demás?
Yo a él lo admiro,
porque es capaz en muchas cosas, dentro
de su estilo. A mí me gusta lo
que hace, pero mi forma de pensar y
vivir es muy diferente a la de él.
No soy partidario de realizar todo a
lo grande sino lo justo, para estar
bien y tranquilo. Ser conocido es importante
pero gracias a que uno hace las cosas
bien. Tampoco me gusta el monopolio.
Todo lo de él lleva mucho tiempo
y labor. Y cuando se llega muy arriba
es difícil mantenerse. Ni qué
hablar de la caída, que podría
ser muy dolorosa. Por eso que prefiero
mantenerme con perfil moderado. Si me
hubiera propuesto hacer lo mismo que
Giordano hubiera llegado, con mucha
constancia y fe de por medio. Pero me
considero una persona sencilla, que
le gusta disfrutar de su tiempo libre.
Hago deportes, juego al tenis. Incluso
trabajé en circo, haciendo acrobacias...
¿¡Cómo!?
¿En circo?
Sí; trabajé
en Italia, donde formé un trío
con el que estuve varios años
y en muchos países. Pero el cuerpo
tiene un límite, ya que el acróbata
tiene que entrenar muchísimo.
Tiene que ensayar constantemente para
mantener el cuerpo, la fuerza, el equilibrio.
Ahora entiendo
por qué siempre estás
vestido así, con ropa bastante
colorida. En televisión siempre
lucís distintos modelos, con
muchas cadenas, inclusive. Cuando era
chico pensaba que eras una especie de
James Bond; siempre rodeado de mujeres.
(Risas) La mujer siempre
fue lo que más me fascinó,
en especial su belleza. Lo de la ropa
ya es un poco de influencia del circo
y también de decisión
personal. La indumentaria la diseño
y la mando a hacer yo. Traté
de crearme un estilo y también
de saberlo llevar.

¿Le gusta el cine a Mariano?
Claro que sí,
pero ahora como que noto cierta tendencia
hacia el ruido, los efectos especiales;
como que uno se cansa y más si
tiene que estar frente a la pantalla
por dos horas. Antes buscaba paisajes,
personajes interesantes, cierta tranquilidad;
ahora como que todo es más bombardeo
de imágenes. Incluso no hay buen
cine de humor, comedias como las de
antes. A propósito de esto he
trabajado con varios actores uruguayos,
cerca de 20 años, haciéndoles
pelucas, tanto para películas,
óperas, obras teatrales e incluso
para televisión. La música
es otra de las cosas que me gustan también.
Toco el acordeón e incluso tengo
un hijo de 21 años que toca el
bajo en un grupo y que hasta me ayuda
acá en el negocio.
Me imagino que
algún dato curioso tendrás
para contar, en tantos años de
trabajo.
Sí,
por supuesto. Del que no me olvido es
del de una muchacha que iba a festejar
su cumpleaños de quince y que
me tocó atender cuando recién
empezaba en mi profesión. En
esa época los cortes de pelo
se hacían a navaja. Y en el apuro
le corté un poquito la oreja.
Al final tuve que ponerle una especie
de parchecito, y después una
vincha. En las fotos, luego, se disimuló
bastante bien. Incluso de un costado
el pelo le había quedado más
largo que del otro. ¡Y al final
ese corte me quedó de moda (risas)!