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Amenábar, De la Iglesia y León de Aranoa
TRES TÍOS DE LA HOSTIA

por Diego Faraone (noviembre, 2004)




Que el cine español está pasando por tiempos de prosperidad no es algo novedoso. Pero lo verdaderamente inusual es la nueva oleada de cineastas jóvenes y talentosos que cautivan a amplios sectores de crítica y público por igual, tanto a nivel nacional como internacional. De la Iglesia, Amenábar, y León de Aranoa son nombres que resuenan mucho cuando se habla del "nuevo cine joven español".


Mucho se le debe al gran Almodóvar, quien supo captar con sus excentricidades a fines de los ´80 una atención masiva a la entonces olvidada cinematografía hispana. Hoy los nuevos cineastas han sabido mantener y ampliar esta atención, ofreciéndole al público obras atractivas y sin que en ellas se vislumbre un decaimiento en la calidad. El resultado: una explosión de productividad en el cine español, pasando de 59 películas en el año ´95 a 110 en el 2003.



Es cierto que España tiene una tradición cinematográfica centenaria, que existen escuelas de cine desde hace más de 50 años y que los nuevos cineastas gozan de importantes beneficios estatales; todo esto juega en pro de la calidad y de la cantidad, pero la considerable aceptación de un público en permanente crecimiento ha sido decisiva para agudizar esta tendencia.


Si hay algo que caracteriza a este nuevo cine es su falta de pretensiones. En casi todos los casos lo que parece importar es más el afán por contar una historia que el demostrar las aptitudes cinematográficas de los realizadores. Se denota también una gran incursión en el cine social, en el documental, (en este caso reflejo de una gran incursión a nivel mundial), en la comedia costumbrista y muy a menudo en el "esperpento", género españolísimo originario de la literatura en el que se plasma en las obras una visión deformada y grotesca de la realidad.


Los directores ya consagrados de la nueva generación son en principio cuatro: Julio Medem, Alex de la Iglesia, Alejandro Amenábar y Fernando León de Aranoa, pero también han dado mucho que hablar Javier Fesser, José Luis Guerín, Isabel Coixet, Iciar Bollaín, Cesc Gay, David Serrano. En Uruguay es muy difícil acceder a muchos de los films de estos directores, a no ser que se posea una conexión permanente a internet o contactos extraordinarios. El presente abordaje al nuevo cine español es entonces parcial, y los cineastas que se presentan son sólo los más meritorios de entre los que se han llegado a conocer.


EL ESPERPÉNTICO ALEX



Nacido en Bilbao en 1965, Alex de la Iglesia pasó gran parte de su infancia y adolescencia pegado a la televisión, leyendo historietas y viendo toda clase de películas, en particular las del cine de géneros. Luego de haberse licenciado en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Deusto decidió dedicarse al cine debutando con el cortometraje Mirindas asesinas, en el que Alex Angulo (uno de sus actores fetiche) sufría un arrebato de violencia luego de tomar una mirinda en un bar.


El cine de de la Iglesia se caracteriza por su humor negrísimo, sus personajes a la vez patéticos y adorables, y por situaciones que rayan continuamente en lo grotesco. En honor a la verdad estas tres características son también compartidas por los films de varios directores coterráneos suyos como Javier Fesser, Juanma Bajo Ulloa y Santiago Segura, pero lo que tal vez diferencie a Alex de la Iglesia es su abordaje, a medio camino entre la nostalgia y la sátira, a los comúnmente llamados géneros menores.


Tarantino en Kill Bill parodiaba y homenajeaba a un cine de géneros que lo formó, pero lo hacía con un respeto mayúsculo, casi solemne. Alex de la Iglesia por el contrario hace el hincapié en la sátira y no tanto en el homenaje, como si fuese consciente de la pésima calidad media de las películas con las que se regocijaba: las de ciencia ficción y terror clase Z, las road movies, las comedias de golpe y porrazo, las del spaghetti western. En sus mejores películas (El día de la bestia, Muertos de risa, 800 balas) se denota un mayor respeto por la trama y por sus personajes y deja en evidencia que por detrás de este director sarcástico e irreverente existe un autor profundamente comprometido con su material.


Además de ser un buen cineasta, Alex ha demostrado ser un excelente orador; carismático y verborrágico, entretiene y convence con sus inteligentes aportes en entrevistas o conferencias. De muestra, un par de botones:


"¿Por qué hay una relación entre inteligencia y aburrimiento en el cine? Pues porque si tú te estás aburriendo, te entretienes pensando qué sentido puede haber en las imágenes que estás viendo. O sea, si tú estás en el cine y te coñas, conviertes una película que sencillamente es un aburrimiento, en una obra de arte. Es una labor creativa y tiene el interés de transformar en creadores a los críticos porque tú mismo tienes que aportar algo que no existe. Entonces empiezas a decir `veamos, me estoy coñando como nunca en mi puta vida. ¿Qué quiere decir ese cuadro que está ahí al fondo?, ¿Por qué este personaje ha entrado ahora?´ Ya no estás viendo una película. Estás creando un Cosmos tuyo. Precisamente ahí es cuando surgen las películas geniales, cuando el que es genial realmente es el crítico responsable de ese mundo a base de nada."


"Los verdaderos transgresores estaban una generación más atrás: es el cine de Berlanga, Marco Ferreri o Azcona, que hacían un cine provocador y radical, absolutamente divertido, sangrante y con una fuerza asombrosa. Y lo hacían en pleno franquismo, por lo que no cabe ninguna duda que una situación dramática no hace más que generar comedias bestiales. Ese es el grupo de gente a la que admiro y de la que me siento más cerca."

Más información sobre Alex de la Iglesia en artículo sobre 800 balas de Rainer Tuñón.


AMENÁBAR O EL HORROR PSICOLÓGICO





Fionula Flannagan y Alejandro Amenábar en el set de Los otros.



Nacido en Santiago de Chile en el año 1974, Alejandro Amenábar siendo un niño muy pequeño comenzó a vivir en Madrid, donde residiría toda la vida. Se instruyó como autodidacta en música y cine, y a los 23 años dirigiría su primer largometraje, Tesis, que se llevaría nada menos que siete premios Goya. Es lógico entonces que por su edad y su prematuro éxito se haya convertido en toda una promesa para el cine español. Los medios han impreso todo tipo de calificativos, a favor y en contra, con respecto a este joven autor. Desde exageraciones tales como llamarlo "el Orson Welles español" hasta degradaciones que lo sitúan por debajo de cualquier parámetro existente.


Lo cierto es que Amenábar tiene el mérito de haberse adentrado en un género que, exceptuando las películas del magistral Narciso Ibáñez Serrador, no ha tenido precedentes en el cine español: el suspense o thriller, en su estado más puro en Tesis y un poco más inclinado a la ciencia ficción en Abre los ojos y al terror en Los otros. Pero si el cine de Amenábar engloba ciertas características típicas del thriller hollywoodense como las estructuras narrativas clásicas o las vueltas de tuerca finales, al igual que el cine de Ibáñez Serrador apunta siempre a la reflexión, al mejor estilo del cine de autor europeo.


En sus primeras dos películas Amenábar metía el dedo en la llaga con temas sumamente inquietantes para el espectador. En Tesis se trataba el fenómeno de las cintas snuff (películas sobre violencia y muertes reales), dando a entender su existencia a partir de un morbo latente en todo ser humano, reprimido en la mayoría de los casos, pero muchas veces estimulado y potenciado por los medios masivos de comunicación. En Abre los ojos el tema era el culto a la imagen en las sociedades actuales, y como la vida social de un hombre exitoso puede destruirse al haberse desfigurado su rostro por un accidente.

En su tercer film Amenábar desplegaba exitosamente todo un arsenal de recursos cinematográficos en función del suspenso y el terror psicológico y se sacaba las ganas de filmar la película que él quería ver como espectador. Fuertemente seducido por Al final de la escalera (The Changeling, 1980) de Peter Medak y por Suspense! (The Innocents, 1961) de Jack Clayton dirigió Los otros, en la que Nicole Kidman y sus hijos fotosensibles eran acosados por apariciones sobrenaturales.


El imprevisto fue que Sexto sentido, un thriller de fantasmas que tiene varios puntos en común con Los otros se estrenó un año antes, y fue un éxito de taquilla arrollador. Una gran porción del público que fue a ver Los otros ya había visto Sexto sentido y, con razón, le sonó a historia repetida, a pesar de que el guión de Amenábar ya estaba escrito antes del estreno de Sexto sentido. Los otros carecía entonces del impacto de la novedad, pero aún así se convirtió en la película más taquillera en la historia del cine español.

Más información sobre Amenábar y "Los otros" en artículo de Alejandro Yamgotchian.


EL CINEASTA DEL PUEBLO


El madrileño Fernando León de Aranoa (1968), con sólo tres largometrajes de ficción en su haber, es hoy uno de los mayores referentes del cine social europeo. A un nivel que si bien no adquiere el revuelo del maestro Mike Leigh, su cine supera con creces al de grandes consagrados como Ken Loach o Laurent Cantet y comparte, casualmente, muchos puntos en común con el de los directores uruguayos Stoll y Rebella: cuadros urbanos que traen a cuento toda una problemática social, un abordaje realista que oscila entre el humor y el drama, y un trazado de personajes creíbles y complejos.


Su cine evita un defecto común en el cine social (muy común en el de Ken Loach) que es el colocar a los personajes en bandos antagónicos al dejarlos caer en encasillamientos de buenos/malos o víctimas/victimarios, como si las desgracias expuestas fuesen producto de la mala voluntad, consciente e inescrupulosa de cierta gente deleznable e incomprensible. La realidad, inabarcable y compleja, resiste a estos reduccionismos y el cine de León de Aranoa no echa culpas ni intenta dilucidar las razones de los conflictos en cuestión, sino que se limita a mostrar, dejando en evidencia, tal vez, que nuestra ignorancia, nuestro desdén, y nuestra inactividad con respecto a estas situaciones retroalimentan un sistema enfermo que excluye, reprime y deja morir para continuar existiendo.


Otro mérito nada menor es el generar una empatía a tal punto con los personajes que aún un espectador del tercer mundo conocedor de realidades cualitativamente peores pueda llegar a sentirse involucrado e identificado con ellos. Aquí juegan fuerte sus temáticas, que no se arraigan a la coyuntura política o social española sino que son compartidas universalmente, y una excelente dirección de actores, en la que León de Aranoa dice poner especial énfasis.



De estos tres directores comentados León de Aranoa es el que más se despega de las tendencias de Hollywood: "Cuando le pasé a un amigo el guión de Barrio, para que me lo critique, me aseguró que `estaba perdido´ porque el primer plot sucedía a los catorce minutos; `se van a ir del cine´, me dijo. Yo le respondí: `me importa una mierda el primer plot, o que se vayan del cine, lo que quiero es contar una historia, si consigo que la gente se enamore de estos tres tíos, si consigo eso en diez, doce, quince o veinte minutos, se van a quedar, no se van a ir porque les va a importar lo que les pase.´"


Dos directores españoles también de la nueva generación e igual de prometedores y talentosos como los comentados quedaron en el tintero, el primero, Javier Fesser, del cual en Uruguay sólo se puede ver una película en video, la delirante El milagro de P. Tinto. El segundo, José Luis Guerín, del que su brillante documental En construcción tuvo una fugacísima aparición por las carteleras montevideanas. Se les hará justicia en una próxima entrega.


En síntesis: el nuevo cine español llegó para quedarse. Es cierto que por ahora no ha parido ninguna gran obra maestra, pero cualquiera de estos tres jóvenes tiene la "madera" como para concebirla. Tal vez en diez años alguno de ellos (o los tres) llegue a la talla de un Almodóvar. El tiempo lo dirá.


Las imprescindibles

De Alex de la Iglesia:
-El día de la bestia (1995)
-Muertos de risa (1997)
-800 balas (2001)


De Alejandro Amenábar:
-Tesis (1996)
-Abre los ojos (1997)
-Los otros (2001)


De Fernando León de Aranoa:
-Familia (1996)
-Barrio (1998)
-Caminantes (2001)
-Los lunes al sol (2002)

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