LOS MARTES ERAN MEJORES

Marcus Nispel, realizador alemán
nacido en 1963 y que cuenta con experiencia
en el área del videoclip y la publicidad,
fue el responsable de la remake de El
loco de la motosierra (La
masacre de Texas, 2003) y del
"rebooteo" de la saga Martes
13, tomando piezas medulares
de las primeras tres partes para su nuevo
trabajo, Viernes 13 (2009),
que estuvo a punto de estrenarse en cines
y que al final fue editado directamente
en DVD en Uruguay.
Dentro de toda esta ola de nuevas versiones
de clásicos, precuelas y replanteos
que salen desde Hollywood, y a pesar de
las críticas en contra (incluyendo
una nominación a las Frambuesas
Doradas como Peor Secuela o Remake), Nispel
insólitamente llamó la atención
de la Academy of Science Fiction, Fantasy
& Horror Films de Estados Unidos con
La masacre de Texas,
que no llegaba ni a los talones de la
versión original de Hooper, pero
que igual nos dejaba un digno retrato
de Leatherface y también (en realidad
de lo que casi todo el mundo hablaba)
el cuerpo de Jessica Biel.
Con Viernes 13 (2009)
Nispel apuntó a crear una nueva
imagen de Jason, tratando de no perder
la base de la historia. Pero esa nueva
imagen terminó echando por tierra
un montón de "códigos".
Para empezar, una cosa era Jason en los
´80 y otra ahora, en el nuevo milenio.
El panorama del terror norteamericano
también. Kevin Williamson y Wes
Craven intentaron revivirlo en los ´90
con Scream (1996) y lo
lograron, pero solamente por un cuarto
de hora, ya que del otro lado del planeta
el cine asiático estaba emitiendo
fuertes señales, demostrando cómo
se podía hacer y con mucha calidad
un género que en Occidente ya estaba
prácticamente agotado. En la década
de 2000 el asunto se tornó demasiado
gráfico; el cine de torturas se
puso de moda y con una buena cantidad
de adeptos que lo respalda. Entonces,
¿cómo entra este Jason ahora?
Pues absolutamente extraño y desconocido,
sin fuerzas suficientes como para reflotar
el slasher. No parece el asesino que todos
conocieron sino una copia mal hecha y
que no rememora casi nada de la famosa
saga. De ahí la trascendencia que
ya se le diera en un informe especial
que hiciéramos sobre todas las
Martes 13 a la visión
parcialmente retrospectiva y hasta con
algo de humor de por medio que James Isaac
llevara a cabo en Jason X
(2001).
¿Qué pasaba si Jason perseguía
caminando al campeón mundial de
atletismo en un bosque? Lo agarraba. Por
más que la víctima huyera
despavorida, la agarraba. Claro, no va
con la lógica pero sí con
lo que era el espíritu de Martes
13. Acá directamente corre
y no hace demostración alguna de
su "magia". ¿Qué
suerte corría cualquier ser vivo
que se le cruzara o que estuviera residiendo
a pocos kilómetros a la redonda
de donde él estaba? Ninguna; lo
mataba. Porque era así, no pensaba
como en ésta nueva versión.
Jason era un grandote torpe, una máquina
de matar. Aquí parece un animal
salvaje y hasta rencoroso, en defensa
de su territorio y dispuesto a eliminar
a todo aquel que se le acerque, incluyendo
métodos bastante sádicos
que nunca se vieron en la saga, como la
muerte de una joven encerrada en un sobre
de dormir, colgado de un árbol
y encima de un fogón, o el lento
descuartizamiento de un personaje insoportable.
Acá el asesino se toma varios segundos
para algunas muertes, cuando antes las
ejecutaba prácticamente en un abrir
y cerrar de ojos. Otra diferencia: ¿dónde
está la santa heroína de
turno? Pues en la vieja casa del asesino
(por el parecido que tiene con la madre
de Jason) que se cae a pedazos pero que
tiene túneles dignos del más
precavido y hasta inteligente psicópata
(con luces y todo).
O sea que Nispel trató de bajar
los cables a tierra. Trató de hacer
una película más racional
y que incluso parece hecha para conformar
hasta a los mismísimos contras
de la saga, a aquellos que toda la vida
la criticaron. Podrá gustar o no
ese cambio. Lo cierto es que luce distinta,
tan distinta que uno se sigue preguntando:
¿qué pensará Betsy
Palmer del patético e insulso personaje
de la madre de Jason en esta versión?
¿Qué habrá pensado
íntimamente Sean Cunningham de
la pobrísima recreación
de la muerte de esta mujer? ¿O
Tom Savini de los efectos computarizados
para algunos de los asesinatos cuyos efectos
antes se hacían a puro maquillaje?
¿O Víctor Miller del lamentable
final del film de Nispel, cuando nos ponemos
a pensar en la brillante escena del lago,
con el pequeño Jason saliendo abruptamente
del agua y todo desfigurado, en la primera
parte? ¿Dónde está
la explicación por la cual Jason
revive? En la saga provenía de
la electricidad de un rayo (en la sexta
parte y al mejor estilo del monstruo de
Frankenstein). ¿Y acá? Si
tan crítico fue Nispel con las
últimas partes de Martes
13, ¿cómo va a
ignorar entonces al personaje de Tommy
Jarvis, quien perfectamente pudo haber
sido el gran archienemigo de Jason en
este "rebooteo"?
Hay muchas más preguntas en todo
este asunto, libretado por los mismos
guionistas de Freddy vs. Jason
(Ronny Yu, 2003) dentro de una historia
comprimida y atropellada al momento de
tratar de ser fiel a la de la saga original.
Está claro que la estructura es
la misma que la de antes: jóvenes
descocados (acá no lucen normales
sino sobregirados) que terminan sucumbiendo
ante el gigante enmascarado (Kane Hodder
sigue siendo el mejor Jason; el de ésta
parece un mal imitador). Nispel igual
se las ingenia para algunas muertes y
apariciones muy buenas del asesino más
algún que otro plano llamativo.
Pero eso no alcanza. Mejor que Nispel
deje descansar a los íconos del
terror y elija mejores caminos dentro
del género.
VIERNES 13 (Friday the
13th) - Estados Unidos, 2009 - Dirección:
Marcus Nispel. Guión: Damian Shannon,
Mark Swift, sobre historia de DS, MS y
Mark Wheaton. Con Jared Paladecki, Danielle
Panabaker, Amanda Righetti, Travis Van
Winkle, Aaron Yoo. Duración: 97
minutos.